Una conversación entre un matrimonio. Ella habla y habla, él tan solo se limita a hacer como que escucha, o ni siquiera lo hace. Él gira la cabeza y lo ve desde lejos: un coche acaba de pasarle por encima no solo a su mujer, sino también a él mismo. “Tu esposa ha muerto” son las primeras palabras que oye al despertar, pero aún sigue ahí, en el limbo de su conciencia, incapaz de asumir qué ha pasado, un esposo al que tarde o temprano se le enciende una bombilla: si no es capaz de saber qué pasa, ¿qué mejor que descubrirlo por él mismo?
Ese proceso de deconstrucción y reconstrucción de uno mismo es lo que proponen Jean Marc Vallée y su guionista Bryan Sipe en ‘Demolición’. La película entra sin pensarlo dos veces en el terreno de una más que probable feel-good movie. Sin embargo, el director canadiense le da la vuelta de tuerca al concepto: en vez de recurrir al melodrama facilón, se opta por la excentricidad de sus personajes, el humor negro y el simbolismo de fondo para realzar la perspectiva de sus personajes.
La pasmosa agilidad del ritmo y los recursos metafóricos y narrativos del último trabajo tanto a nivel de montaje como de guion añaden plasticidad a una historia en apariencia sólida, pero que en ocasiones resulta inconsistente. La culpa no es del ácido humor vertido sobre el simbolismo y los desvaríos de su protagonista, sino más bien de una serie de giros melodramáticos que se internan por desgracia en el terreno de los clichés que ‘Demolición’ quería evitar. A eso tampoco ayuda el uso del simbolismo, a veces excesivo para remarcar el estado emocional de los personajes. Sin embargo, y a pesar de sus defectos, la película tiene un ritmo diabólico y constituye un soplo de aire fresco que, como mínimo, garantiza estar pegado al asiento durante un buen tiempo.
‘Demolicion’ se estrena el 1.7.16
Carlos Martínez.