‘A mesa puesta’ ¿hasta qué punto es necesario conocer la verdad?

<< Raúl se ha comprado una casa alejada del ruido y el caos de la ciudad, y ha decidido invitar a sus amigos de toda la vida para celebrarlo. No se ven desde hace tiempo y esta parece la ocasión perfecta para el reencuentro. Sin embargo, un juego inesperado les hará cuestionarse cuanto saben los unos de los otros. ¿Qué pasaría si solo pudiéramos decir la verdad? ¿Puede una amistad superar cualquier obstáculo? >>

Nacho Redondo, encargado de la dirección, nos acerca a esta habitación donde un grupo de personas, amigos de toda la vida, comparten un encuentro nada fortuito. Creyendo asistir a una velada de lo más común, un reencuentro con viejas amistades, se acaban dando de bruces con una especie de juego que pone a prueba cuan cierta es la relación que los une.

Una amistad, longeva y de calidad, se caracteriza por la casi usencia de secretos, sin embargo, la desconfianza entra en juego cuando se pone en tela de juicio los lazos que unen a sus miembros. Todo el mundo posee ciertos aspectos que prefiere mantener para sí de ámbito privado, pero todo se torna gris cuando ciertas acciones, secretos u opiniones distintas a las dadas, cara al público, salpican tu relación. Esto es lo que atormenta a nuestros protagonistas, que lejos de gozar de una idílica amistad son salpicados por secretos que no solo ponen en peligro su relación, sino su propio bienestar.

Entretenida y alejada de lo que podría ser “Perfectos desconocidos”, “A mesa puesta” es una obra ligera y fácil de llevar que te hace pensar sobre los límites de la sinceridad y de cómo nuestras acciones determinan nuestro sino. Reflexión sobre la amistad y la necesidad de conocer los límites que la condicionan.

Irene Carnero, Saray Casares, Kino Gil, Edurne Montaña y Juanan Sáez, como Raúl, protagonizan esta dispar velada donde se pone a prueba hasta qué punto es necesario conocer la verdad.

Juan Pedro Pérez.