Desde su reapertura durante el pasado mes de junio, las salas de cine no han registrado ninguno de los brotes detectados por el Ministerio de Sanidad, con lo que estos espacios llevan ya cuatro meses sin que hayan saltado las alarmas por la COVID-19. De hecho, tan solo en uno de los 8.488 casos detectados, el contagio se habría originado en una actividad cultural –distinto a la sala de cine-, lo que corresponde a un 0,01% de los brotes.
Así lo recogen los datos presentados por el Ministerio de Sanidad que desglosan la incidencia de la COVID-19 por sectores, en los que, según especifica la Federación de Cines de España (FECE), ninguno de los más de 8.000 brotes registrados se dio en una sala de cine. De esta manera, los espacios culturales –cines incluidos- son los que menos casos han registrado respecto a otros ámbitos, como la hostelería, las actividades deportivas o el ocio nocturno.
Algo lógico según explica la FECE al destacar dos puntos clave para la nula incidencia de la COVID-19 en los cines: el primero, la naturaleza de la actividad, que supone de por sí “una baja actividad social”, puesto que “se realiza mayoritariamente con personas convivientes” y no existe la necesidad de relacionarse con otros individuos; y el segundo, “la implantación de un estricto protocolo de seguridad” con medidas tales como la obligatoriedad de la mascarilla “salvo en momentos puntuales de ingesta de alimentos”, la separación de espectadores, la instalación de dispensadores de gel hidroalcohólico o el incremento de frecuencia de limpieza.
También la FECE reseña los sistemas de ventilación y renovación de aire de las salas de cine, que “han jugado un papel fundamental a la hora de minimizar el riesgo”. La suma de todos estos factores, en definitiva, hace que la probabilidad de contagios en las salas sea mínima, tal y como parecen demostrar los datos desglosados de la incidencia de la COVID-19 del Ministerio de Sanidad.
Medidas equilibradas ajustadas a la baja incidencia de la COVID-19
En vista de los resultados, la FECE reclama que, a pesar de que los ministerios de Sanidad y de Cultura y Deporte no restringieron las actividades culturales en el acuerdo del Consejo Interterritorial de Salud, comunidades autonómicas como Cataluña, Navarra, Castilla y León o Aragón han establecido medidas “desproporcionadas” que llegan hasta el cierre cautelar o la prohibición de comer y beber en salas.
Medidas que, en vista de la federación, son “discriminatorias respecto a otros sectores con una incidencia muy superior según los datos oficiales”. “Estas medidas desproporcionadas, penalizan injustificadamente a un sector que ha realizado una fuerte inversión en la implantación de un protocolo de medidas sanitarias y cuyo nivel de incidencia del Covid-19 es nulo, y comprometen seriamente sus posibilidades de recuperación”, sentencian.
De ahí la petición de la FECE de una “armonización de criterios” para la aplicación de restricciones que se ajusten a la realidad de los brotes en las salas de cine y que pongan en valor “el esfuerzo realizado por el sector para que el nivel de incidencia del COVID-19 en salas de cine se mantengan en cero tras más de cuatro meses de actividad”.
NdP.