La situación de la lengua española, en estos momentos, en algunos rincones del mundo como Filipinas fascinó a Jordi Verdaguer a escribir su nueva novela histórica »Copla al recuerdo de Manila». Apasionado, pero a su vez preocupado por su pérdida en dichos lugares, ha querido vivir en primera persona los espacios verbales descritos en su libro. Por ello, ha viajado recientemente a Filipinas, además de para presentar la novela en algunos importantes círculos literarios y conocer de cerca los lugares descritos en la misma.
Jordi Verdaguer
El autor cuenta esta inolvidable experiencia y los momentos más apasionantes del viaje, que le han llevado a estar con ilustres personajes, entre ellos su mentor, el insigne escritor filipino y académico más antiguo de la Academia Filipina de la Lengua Española, Don Guillermo Gómez Rivera, quien le ha prologado el libro. El mismo, le ha calificado »de novelista genial, que sin haber visto a estas islas, consiguió escribir una novela que relata el ambiente manileño con un acierto admirable y sorprendente».
Sobre la acogida del libro en dichos círculos de las Islas Filipinas, el autor comenta »la verdad es que ésta ha sido muy buena, yo diría que excelente. Fue un encuentro precioso y memorable con ilustres personajes de los mismos. Allí he estado arropado por nombres como Macario Ofilada, exsecretario de la Academia Filipina de la Lengua Española y gran escritor, Patrik Flores, director del Museo Vargas de Manila, Daisy López, secretaria actual de la academia; Wystan de la Peña, integrante de ella también, o don Guillermo Gómez Rivera, su miembro más antiguo, todos ellos escritores en español. También por Fernando Zialcita, cuyo padre fue miembro de la Academia Filipina de la Lengua Española y escritor memorable en dicho país».
Además, continúa, »en la hermosa Ciudad de Zamboanga, cuna del dialecto español llamado Chavacano, gocé de la compañía de Clara Concepcion en nombre del Ateneo de Zamboanga. También de la distinguida señora Barbara Gordon de los Reyes, hija y hermana de ilustres senadores de la Republica de Filipinas, quien amablemente puso a mi disposicion su casa en Intramuros de Manila para presentar mi libro. En resumen, una estancia y presentación con la más alta aceptación y una gran acogida».
Copla al recuerdo de Manila
Sobre cómo surgió esta novela y por qué eligió Filipinas y no otro lugar como Guínea o Latinoamérica, por ejemplo, el autor declara »la presente novela la escribí a raíz de adquirir un libro sobre unas conferencias que se realizaron en el Ateneo de Barcelona, con motivo de la Exposición Universal de Barcelona de 1889. En concreto, una de las conferencia iba a cargo de un procer filipino llamado Graciano Lopez Jaena, quien ensalzaba a las islas Filipinas como perla de oriente de la corona de España. A partir de ese libro me interesé por la historia de Filipinas y por la pérdida del Español, y escribí mi libro».
En referencia a la inspiración y puntos que le llamaron más la atención de este lejano país, Jordi Verdaguer Vila-Sivill afirma »lo que me inspiró más fue la gran cantidad de escritores en español y la gran calidad de sus escritos. Lo que me emocionó más, un poema de Jesús Balmori que dice:
»¿Como vas a extinguirte dulce idioma español?
¿como vas a dejarnos romancero de amores?
¡si has de morir será cuando muera el sol,
cuando no queden pájaros, ni mujeres ni flores!»
Al tratarse de novela histórica, el autor habla de los puntos de ficción y de realidad que aparecen en la misma »la novela mezcla la realidad la ficción y subyace el realismo mágico de aquella sociedad culta que se despertaba con música y que se acostaba con poesía. La obra, es una historia de amor y amistad, una historia real que narra la invasión de las Filipinas y la pérdida del idioma, además de una reflexión poética sobre el paso del tiempo y las fuerzas del destino. Su narradora, Doña Inés, es un personaje extraído del libro »nemi me tangere» de Rizal, llamada capitana Inés, que existió en la vida real».
A nivel anecdótico, el escritor destaca que el viaje le descubrió un mundo que por algún motivo ya conocía. »Tras el viaje -declara- no cambiaría ni una coma de mi libro, aquello que relaté lo he vivido. Una vez el poeta romántico Rambeau dijo »yo no escribo me escriben», quizás sin saberlo, por algún motivo escribí sobre algo que iba a vivir. Lugares que describo en este libro, como la visita a Antipolo, donde está la Virgen del Buen Viaje, que relato en el mismo, y cuya copia se encuentra actualmente en la capilla del Tibidabo. También visitamos la casa natal de Emilio Aguinaldo en Cavite, primer presidente de las Filipinas, que nombro en el libro. Inolvidable fue la visita a Malolos, donde se redactó la primera constitución de Filipinas, en la que constaba como única lengua oficial el español».
»Por último – afirma el autor- a destacar el 4 de enero el viaje a Calambá, concretamente a la casa natal de José Rizal, escritor y héroe nacional de las Filipinas. Con uno de sus poemas inicio la narración del libro. Y el 5, a las dependencias de la Academia Filipina de la Lengua Española, donde tengo el placer de comer en el Casino Español con Don Guillermo Gómez Rivera. Finalmente, la cena en casa del senador Gordon, cuyo abuelo vino a Manila con los invasores estadounidenses como traductor de español, y cuyo padre ya era senador y fue asesinado».
Sobre este emocionante tributo a la lengua española y el país donde se desarrolla la acción de su último libro, que acaba de visitar, Jordi Verdaguer Vila-Sivill comenta que le adelantaría al lector una frase del mismo: »no hables de las rosas sino hazlas florecer».
Finalmente, existe un apartado del libro donde se menciona una jota filipina, reminiscencias de su pasado hispano. Jordi Verdaguer habla de otros detalles que se pueden encontrar también de nuestra cultura en tierras tan lejanas y afirma »el alma de las filipinas es hispana, allá donde vayas encontraras el trasfondo hispano. Filipinas tiene la magia del alma española, de nuestra cultura y de nuestros escritores, y eso se ve en la comida, en la música, y en la religiosidad. No podemos entender las Filipinas sin su pasado español».
Fuente: Comunicae