Entre tules, bordados, sedas, lentejuelas, plumas, brillos y organzas nos reciben el modisto de alta costura Roberto Piazza y su director artístico y esposo Walter Vázquez en su taller madrileño en el número 17 de la calle Campoamor de Madrid.
Roberto Piazza llega a la columna de Helena Ramirez Alarcón tras un encuentro en la pasada entrega de premios de la moda Prenamo 2019, ambos galardonados en esta edición.
Rodeados de la majestuosidad de sus diseños llegados desde Argentina, el diseñador nos habla de su llegada, recibimiento y acogida en Madrid, de su última colección, de su vida personal, del arte, del universo de la mujer, de la moda, del tango y de su compromiso personal con los derechos de la infancia.
Cantante de tangos, baladas y blues, Piazza desafió desde muy temprano el conservadurismo social luchando por hacerse un merecido hueco entre los grandes del tango argentino enfundado con su peculiar estilo conformado con lentejuelas, maquillaje y estilo gótico, mezclando así la ortodoxia con el espíritu del cabaret berlinés. Como era de esperar, tuvo que enfrentarse a los gardelianos, a los puristas y ortodoxos del tango pero siguió adelante y con fuerza, mostrando un carácter tan imponente como todas sus creaciones artísticas.
Como nos cuenta el propio Piazza, “a la alta costura hay que sacarla del conservadurismo, hay que atreverse. Debemos salir del miedo y encaminar nuestras vidas en ser atrevidos”. Con esta filosofía arrancan ni más ni menos que las veintitrés escuelas de diseño de alta costura que tiene el modisto en su Argentina natal. Y decidido está también a establecer una escuela de diseño en Madrid donde se estudie la alta costura más allá de la indumentaria. “Saber tratar los tejidos, las blondas, cómo se corta y cómo se cose” es fundamental en el buen hacer del trabajo de Piazza.
El pasado mes de mayo presentó su última colección “60 diamantes” en la Embajada de Argentina en Madrid. La colección está inspirada en la edad y en el diamante. En la edad, porque pronto cumplirá sesenta años, y en los diamantes para celebrar el brillo de tan importante acontecimiento. Pero también es una colección inspirada en la mujer. “El arte es mujer, el universo es mujer. Todo empieza con la femineidad”. Como se aprecia en la colección, al modisto argentino le gusta la mujer femenina “no la feminista sino la que lucha, pero no la fálica”. Piazza cree y tiene fe en la mujer, en su poder y capacidad de conquista, en su indispensabilidad en el mundo. “La mujer puede conseguir lo que quiere en su vida”, nos cuenta el diseñador.
Junto con su esposo Walter Vázquez, bailarín, coreógrafo y director artístico de la firma construyeron lo que es hoy en día el pilar de la marca Piazza, nacido de la unión de su arte. Vázquez comenzó con la coreografía de los desfiles y con la puesta en escena creando así una fusión entre la danza, el canto y la moda. Ambos están siempre están creando. “Juntos somos dinamita”, nos cuenta Vázquez, quién se encarga también del diseño y elaboración de la bisutería hecha a mano.
Este camino que tomaron juntos no sólo se circunscribe al arte y a la moda sino que también se extiende hacia la lucha por la Ley del Matrimonio Igualitario en Argentina. Tenacidad y perseverancia en un trabajo social que se remonta al año 2008. “Fue una lucha social fuerte y pública y apoyada por la prensa”, recuerda Piazza. En el año 2008 realizaron su unión civil y en el año 2010 se consiguió al fin la Ley de Matrimonio Igualitario en Argentina. Con su historia de amor llegó la concienciación y la aceptación social de la unión de dos personas del mismo sexo y la igualdad de derechos para todas las personas. Hace muy poco renovaron sus votos en Malibú, sellando así una unión de más de 18 de años. Desafío, lucha, tenacidad, impronta, creatividad, atrevimiento, perseverancia, distinción, voluntad, carácter y compromiso. “Lo único a lo que tengo miedo es a la decadencia, mi vida es hoy y mañana”. Así de claro se muestra Roberto Piazza cuando habla de su yo personal y de su voluntad de compromiso. La Fundación Roberto Piazza nació hace diez años para luchar contra el abuso sexual infantil del que él mismo fue víctima. Piazza relató su experiencia en su libro Corte y Confesión; una historia dura, una verdad contenida y exaltada en un grito de denuncia. “Es la confesión de la verdad de mi vida”, nos dice Piazza.
Helena Ramirez Alarcón
@helena_ramirez_alarcon
Mar García Cases
@merrystorm
gdelpomar
17 julio 2019 a las 18:33
Felicidades <3